Bisila Bokoko hoy es una de las diez españolas más influyentes en el mundo de los negocios en Norteamérica. Citizen of the World 2019, esta empresaria y filántropa de raíces africanas visita A Coruña este martes con «Todos tenemos una historia que contar». «No creo en el multitarea, es un mito que a las mujeres nos ha hecho mucho daño», afirma
África es el principio, el útero materno para Bisila Bokoko, emprendedora y filántropa entre las diez españolas más influyentes en el mundo de los negocios en Estados Unidos, con una carrera que combina golpes de timón y alguna caída al vacío desde el Empire State. La suya es una historia de cine que tiene esa fuerza matriz africana. «África me ha enseñado a abrazar mis raíces», manifiesta Bisila Bokoko fundadora y directora ejecutiva de la agencia BBES. Afrontar su negritud de pequeña en un mundo de blancos fue un reto vital y trabajar, hilo a hilo, el tapiz de su historia familiar el argumento del lema que la mueve: «Family and friends first». Los principios, claros. Y el motor, sereno, en marcha.
Bisila Bokoko estudió Derecho, hizo un máster en Dirección de Empresas y en poco tiempo se dio cuenta de que el derecho laboral y civil no eran lo suyo. «Si no te gusta tu trabajo, haz lo imposible por cambiar», dice. Lo hizo. Se enteró de que había unas becas para el Instituto de Comercio Exterior (Icex) y para su equivalente en la Comunidad Valenciana (Ivex). Consiguió la beca para Valencia y en sus primeras vacaciones (de becaria) voló sola a Nueva York. En el 2000 aterrizó en la Gran Manzana dispuesta a hacer un nido, pese a tener solo seis meses de beca. «Vivir en Nueva York supone una cura de humildad, siempre hay alguien con una historia mejor, gente más rica y más guapa», escribe en Todos tenemos una historia que contar, que presenta este martes, día 14, en A Coruña (a las 19.00 horas en Ascega, Asociación de Emprendedores de Galicia).
Bisila Bokoko ha tenido varias veces la sensación de vivir dentro de una película, de una gran producción de Hollywood. «Desde pequeña, quería ser actriz. Mis padres me dijeron que me dejara de tonterías. Ahora, siento que estoy viviendo esa película en la que soy la protagonista de mi vida. He creado mi propio papel. Todos tenemos la oportunidad de crear nuestra historia, de cambiar nuestras narrativas, que muchas veces son heredadas. Tenemos miedos que a veces no son nuestros, que nos frenan», afirma.
«Todo comienza con una mujer», afina. En su caso, la mujer es su bisabuela paterna, «que fue una visionaria». La madre de Bisila migró de Guinea a Valencia en el 66, con 15 años, para cumplir su sueño de formarse como enfermera. Su padre la siguió años después: llegó con 19 en 1971 a España. Al año siguiente se conocieron en casa de una tía entre platos bubi [típicos de la rama bantú africana] y tapas españolas. Entre bocados (y caladas de cigarrillo) hubo chispa. Conectaron, relata Bisila, por un libro: La ilustre fregona, de Cervantes. «Nuestros padres nos ayudan a descubrir quiénes somos y sobre todo quiénes no somos», asegura esta norteamericana de adopción para la que la lectura fue «la primera niñera». Los libros han sido para ella grandes amigos. Entre sus mentoras, se cuentan las biografías de Coco Chanel, Ava Gardner, Grace Kelly, Michelle Obama o Nelson Mandela.
Leer es importante, pero no basta. «Y para emprender no es suficiente con tener una buena idea. La primera vez que emprendí, podíamos tener una idea buenísima, pero el batacazo que nos pegamos fue tremendo. No teníamos la formación ni los conocimientos. A veces, tampoco tienes el soporte que necesitas ni los fondos. Es importantísimo tener los pasos claros, los requisitos legales, conseguir financiación, saber cuáles son tus competidores, el marco en el que puede funcionar tu iniciativa», orienta.
Las claves para emprender, según Bisila Bokoko, y para no venirse abajo en la tormenta son «primero: hacer un plan y entender que es un plan vivo, que va a ir cambiando, por lo que debes tener flexibilidad y adaptabilidad. La capacidad de adaptarse a la incertidumbre es clave. Hay que hacer un plan, y tener en cuenta que ese plan va a cambiar». Algo que ocurre con frecuencia, advierte, es que se puede empezar muy bien, pero luego cuesta mantenerse. «Mucha gente se cae porque no sabe crecer. No hay que crecer, crecer, crecer… Hay que ir paso a paso, hacer planes de tres a cinco años, y no siempre la gente tiene esa paciencia», dice. Otro escenario probable al emprender es «que la cosa no arranque». «Y no hay que tirar la toalla. Yo digo: ‘No te rindas’. Hay ideas que no ven luz ¡hasta después de 12 años!».
La pasión primero
Contra la creatividad, la flexibilidad y la paciencia juega la cultura del pelotazo. «Eso de ‘monta un negocio en internet, que te va a ir superbién’… Igual ni siquiera te gusta. Tienes que entender la diferencia entre la pasión y la ambición. Yo siempre pensé que cuando hiciera un negocio tenía que sentir que estaba de vacaciones», revela.
¿Se puede conciliar, ser una de las empresarias en el top y tener una vida, tiempo para los hijos, la familia, la pareja, el ocio? «Totalmente. No es bueno obsesionarte con tu negocio. En algún momento he trabajado 16 horas al día y he descuidado otras partes de mi vida… Si no tienes esa luz brillante de tu gente, tu familia, por mucho éxito laboral que tengas no te va a ir bien. Yo me he dado cuenta de que hay que tener tiempo, de que hay que saber parar», sentencia quien no transige con la cultura hiperactiva de ir corriendo a los sitios, de puntillas por la vida. «Se dice mucho que las mujeres somos multitarea. Yo no creo en el multitasking, este mito nos ha hecho mucho daño», asegura.
Bisila se dio cuenta del valor impagable de la familia y los amigos, que encabezan el que llama su círculo sagrado en Todos tenemos una historia que contar, en el momento más duro. Tras convertirse en la primera directora negra de la Cámara de Comercio de España en Estados Unidos, y trabajar duro durante años, sufrió «un Juego de Tronos» que acabó en despido. Se vio de pronto «a los pies del Empire State con una caja de fotos». El miedo fue un maestro y, al cabo de un tiempo, emergió su propia empresa: Bisila Bokoko Embassy Services (BBES).
La autoexigencia que impone el éxito en las mujeres es alta, subraya. «A veces, las mujeres nos ponemos unos objetivos como madres, como parejas, como trabajadoras… Hay que comer lechuga, ir al gimnasio, aspirar a tener un cuerpo diez, a llevar el pelo perfecto y vestir siempre bien. Pero esto no se sostiene siempre, se va a caer».
Su linaje es una ruta de sanación para Bisila, que se dio cuenta a tiempo de que perdía su poder «buscando la aprobación externa». Ya con 7 años, ella descubrió el poder de su diferencia. En el cole, un niño al que sentaron a su lado, se puso a gritar: «Con ella no, no quiero volverme negro». «Sí, de niña yo lo tenía todo: mujer, gorda y negra. Pero descubrí que eso me hacía ser especial. Tu diferencia es un poder. Cuando abrazas esa diversidad, la parte que te hace único, empiezas a vivir en paz contigo. Se impone la tendencia de compararnos con el resto, y dejas de escucharte. Tienes que trabajar tu autoestima. Ver a una persona segura de sí misma nos encanta. ¡No la intentas convencer de nada!». Bisila edificó su seguridad sobre el abrazo a su diferencia.
Pero a veces se penaliza esa seguridad, la ambición en la mujer. «Claro. A mí de las primeras cosas que me pregunta la gente es ‘¿Pero tus hijos te conocen?’. Ser ambiciosa no está reñido con ser buena madre, buena amiga, buena hija. He conocido mujeres con muchísimo poder que son magníficas madres, personas con grandes capacidades que se organizan bien y son a la vez personas dulces. ¿Por qué tiene que estar reñida la ambición con la amabilidad y la ternura? Habría que hacer un Armas de mujer II, para actualizar el cliché de la peli de los ochenta…
«¿Sabes esa clase de película en la que el novio deja a la protagonista y ella se come un bote de helado?», dice. Así explica el hambre emocional con la que sigue luchando esta emprendedora que ofrece la receta para reinventarse en la vida y en la profesión, y suscribe la cita de Oscar Wilde: «Sé tú mismo. El resto de los papeles ya están cogidos».
«Si piensas que el éxito no está a tu alcance -concluye Bisila Bokoko-, lee la biografía de Nelson Mandela o Maestría, de Robert Greene». Y escribe, día a día, un capítulo de tu historia.
Fuente: La Voz de Galicia